Lo que no se comunica no existe. Si se hace de manera errónea, puede resultar contraproducente.
Una buena comunicación debe estar alineada a las metas y objetivos del proyecto, acompañando cada una de sus fases.
Sin embargo, el plan de acción comunicativo no puede resolver por sí mismo los retos que no estén mapeados en los alcances del proyecto. Para lograr el éxito, entonces, es importante considerar una construcción coordinada con los actores estratégicos.
La planificación de la comunicación debe reconocer la coordinación interinstitucional asociada a los objetivos del proyecto. En este sentido, se recomienda sumar y capitalizar esfuerzos entre las contrapartes en sus diferentes órdenes de gobierno (federal, estatal y municipal) y sectores (privado y de la organización social).
De esta manera, se lograrán alinear metas y generar un trabajo integral, multinivel e intersectorial. Sin dudas, esto impactará en la comunicación: las iniciativas serán congruentes y efectivas, evitándose esfuerzos aislados.
En términos financieros, es fundamental generar un presupuesto específico para acciones de comunicación desde el inicio del proyecto. Esto posibilitará que la implementación no sufra contratiempos.
Además, se aconseja vislumbrar las acciones de comunicación dentro de una mirada integral de equipo y trabajo coordinado. Si se unen iniciativas será más fácil avanzar en conjunto y aprovechar los canales de todos.
En comunicación, los procesos no deben ser espontáneos ni elaborarse de manera insuficiente. Se recomienda que cualquier idea corresponda a una planeación que tenga un objetivo claro y que contribuya a una meta específica.
Es importante considerar acciones integrales que contemplen un plan de relaciones públicas, gestión, liderazgo del proceso, así como un trabajo transversal a fondo con todos los integrantes del proyecto. Solo así se lograrán resultados tangibles.
En este sentido, es útil establecer de manera clara y coordinada los lineamientos y flujos comunicativos.
Al inicio del proyecto es importante difundir información clara y precisa sobre los beneficios que brindan los ecosistemas. Este proceso de sensibilización es a mediano plazo e involucra una serie de acciones de comunicación que deben conectarse.
En la experiencia de ADAPTUR, la identificación de buenas prácticas que ya existían en el sector turístico mexicano y, posteriormente, la documentación de historias exitosas han sido clave. De esta manera, los públicos se motivaron a colaborar el proyecto y a difundir los materiales.